SAN FRANCISCO JAVIER

Nace en el castillo de Javier, Navarra (España) en 1506.
Es el mayor santo jesuita después de Ignacio de Loyola.
A los 19 años va a París a estudiar, donde se gradúa en maestro de artes y enseña filosofía.
Es compañero de cuarto de Pedro Fabro, quien le presenta a Ignacio.
Francisco se manifiesta como "duro y difícil" con Ignacio que le repite una frase del Evangelio: "¿Para qué le sirve al hombre conquistar el mundo entero si luego se pierde?".
Forma el grupo inicial de jesuitas en 1534. En 1540 es enviado como misionero a la India (reemplazando a otro jesuita que se enfermó), de allí viaja a Goa y a Japón donde predica ardorosamente el Evangelio. Su labor misionera va acompañada de una vida austera, portentosos milagros y de innumerables conversiones.
Muere en 1522 en la isla de Sancián (frente a la costa de China).
Fue canonizado en 1622. Su cuerpo descansa en Goa (India).

Patrono :De la India
Protector :De los jesuitas, de los misioneros, de la Obra de Propaganda de la Fe y de los marinos del lejano oriente.

Identificativo principal :
Aparece con el crucifijo, rodeado de aquellos a los que predicó el Evangelio.

Identificativo secundario:
Viste el hábito de los jesuitas con el cuello abierto en alusión a las experiencias místicas que tenía por amor a Dios.

Fecha litúrgica: 3 de diciembre
Oración:
Señor, que infundiste a san Francisco Javier un ardiente amor por Ti y por la salvación de los pueblos que no te conocen, te pedimos que, a ejemplo suyo, sintamos el constante deseo de evangelizar a todos los hombres.
Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.

Milagros
Mientras navegaba en el archipiélago de Las Molucas se produjo una gran tormenta, Francisco Javier introdujo el crucifijo en las aguas y éstas se calmaron.

Asombroso
*Cuando entre los oyentes los había de varias lenguas, cada uno lo oía en la suya.

*Un día se celebra un duelo, uno de los contendientes está malherido a punto de morir; Francisco le pregunta si está dispuesto a perdonar a su adversario y le responde que no. Nuevamente le pregunta: "Y no perdonarías si Dios te conserva la vida?". El moribundo dice que sí. "Pues, vivirás" dice Francisco. Y el milagro se produce.

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